Parafraseando a Isaac Asimov “No temo a los ordenadores; lo que temo es quedarme sin ellos”. Lo que yo temo realmente es quedarme sin [ponga el producto tecnológico de moda que prefiera]. Pero expliquemos el por qué de este impulso consumista.
Intentemos no sentirnos culpable por este afán derrochador,
pues está en nuestro ADN de Homo Technicitate, la culpa la tiene el
concepto llamado Obsolescencia. Este
concepto nos define un producto como un ente que posee un periodo de vida útil. Percibimos el final del
ciclo del producto por varios factores,
un diseño fuera de los cánones de moda actual, una caída en prestaciones comparados
con modelos con mas capacidades, e incluso con la especulación de las grandes
marcas, que comercializan productos realmente inacabados y luego, tras un beta
tester gratuito por los early adopters, nos sorprenden con el producto
que deberían de haber lanzado en primer lugar. (Ejem Apple…).
La realidad es que somos muñecos en manos de campañas de
lavado de cerebro masivas, nos enseñan el nuevo caramelito, nos lo ponen en un
envoltorio lindo, y muy cuidado, nos dictan lemas y profanan nuestras dulces
cabecitas con las virtudes del producto, que son muchas. Ahora ya tenemos variadas
excusas para hacernos con uno, pero, ¿realmente merece la pena desenfundar la
tarjeta de crédito, para adquirir un aparato y realizar las funciones que
anteriormente desempeñaba con total fluidez el anterior [ponga el producto tecnológico de moda que prefiera]?
Esa pregunta tiene difícil respuesta. Hoy en día intentamos
estirar lo máximo posible la vida útil de nuestros electrodomésticos, ¿has pensado alguna vez en cuál es la
esperanza de vida de estos aparatos del hogar? Por poner un ejemplo, un horno
microondas tiene una vida de 9 años, o una lavadora de 10 años. Pero estos
datos son difícilmente extrapolables a los productos tecnológicos, y puede ser quizás por la excesiva rapidez de
evolución de ciertos productos. Es tal vez una de las "leyes" más
conocidas de la informática, la ley de Moore: cada dos
años la capacidad de los microchips se duplica. Lleva cumpliéndose desde hace
décadas, pero ¿se mantendrá para siempre? Posiblemente no, pero no nos
aventuremos en un futuro incierto.
Dicen que la
evolución surgió de la necesidad de comunicarnos, si es cierta tal afirmación,
hoy los nuevos productos salen de la capacidad de comunicarnos, y por ello
evolucionan. Quizás sus ciclos no sean asumibles por una gran mayoría de
ciudadanos, pero es la implantación de nuevas tecnologías, las que rebajan el
precio de las existentes, acercando el progreso a grupos menos afortunados.
Y dicho lo cual, iré
a hacer cola en cualquier App Store, no vaya a ser que me quede sin mi [ponga el producto tecnológico de moda que
prefiera]
Comparto con vosotros un documental simplemente maravilloso sobre el tema.
Comparto con vosotros un documental simplemente maravilloso sobre el tema.
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